"Ave del Paraíso", por Jack Farfán Cedrón
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Ave del Paraíso
He
anunciado la luz de mis días
alrededor
de los ojos que veo,
cuando
veo tus ojos
y
el despertar
que
alienta los mismos días de alegría.
Pronuncias
mi nombre
y
ese estrellar de un astro
contra
la misma hecatombe láctea
es
una dicha que me arroba,
que
escribe edades remotas
sobre
el cosmos tuyo
y
el mío que inventas,
ave
cierta del paraíso.
Alada
de mis días secretos
alertando
al aura vecina
de
tormentas más puras,
con
un ramo de olivo
al
borde de una ventana
húmeda,
pura melancolía.
Arde
el día,
los
deshielos son pálpitos
que
hacen crecer
con
su savia las flores del campo;
las
tormentas y las eras de trigo
en
la noche maravillosa en que existes;
halo
que podría ser un cuadro
abierto
a eternas suposiciones,
a
las más estrafalarias como metafísicas
preguntas
del porqué estás alrededor
de
mi energía inventando las nubes
de
tu sueño y mi sueño,
prodigándome
la dicha de volar,
de
cumplir con una fina fantasía
bajo
la inerme suposición
de
que me miras,
de
que ardes como un cardo encarnado
el
fuego secreto del amor
encendiendo
cirros a la tarde.
Pronuncias
mi nombre
y me
creas,
bajo
el cielo de tu estar,
bajo
la estancia proteica de tu ser
de
plena maravilla;
donde
cantan los más puros destellos,
aves
maravillosas,
cuando
amo despertar para contemplarte,
para
adorar tu existencia de aves celestes,
de
cantos maravillosos:
¡Oh,
Ave del Paraíso!
Jack Farfán Cedrón
septiembre
5, 2025
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