"La muerte inevitable de la memoria", prólogo a EN EL REINO DEL SOL MORIBUNDO, de Javier Farfán Cedrón

 La muerte inevitable de la memoria

No es del todo la apariencia de lo visible el leitmotiv de estos doce relatos que componen el volumen En el reino del sol moribundo, ni un trasnochado aferrarse a una realidad urbana tangible, espacio regional, ni, principalmente, personal.

Estos espacios narrativos están más concentrados en esa forma de diálogo de los seres de un relato universal que se ven tal y como son; tal es la apariencia de la escena que a diario nos niega o devuelve al sueño de los justos.

Más que de sensaciones de lo inasible —como en esos momentos de niebla en que el conductor de un auto se abisma a reinos inesperados e intempestivos, que, como rumbo, toma el último momento—, trama el problema existencial que urden sus personajes que apenas delinean su presencia. Seres sin identidad como para ser reconocidos por un sistema, dados al cíclico y espantoso hecho rutinario de pasar los días con una desazón manifiesta en el pesimismo con el que se desenvuelven a lo largo de sus historias; héroes sin nombre, descubridores de penumbras y silencios.

Un desencantado personaje hipersensible recorre sus páginas como queriendo develar espectros moviéndose en esa confabulación lechosa de principios de la mañana, cuando los pasos de un corredor nos llevan por esa senda por la cual hay que trotar por el hecho de trotar, sin ningún fin previsto; sin más.

Aquél nihilista exiliado en las páginas de un Nietzsche, Kundera, Kazantzakis, Miller, Hemingway, cuyas puntas del iceberg de las historias aquí maquinadas, flotan en la tranquilidad de una habitación sureña que da al mar, frente a una casa que en la noche desoye los gritos de una mujer golpeada por su marido celoso. Mia, la minina, no desaparece de la ventana, vigilante. El decisivo suicida deja una nota en la guantera antes de arrojarse, lerdo y trasnochado, al pozo que lo aguaita oscuro a lo lejos. Mar rugiente, símbolo de la sabiduría. Ya no encuentra aquel estudiante extranjero la consoladora esencia de las penurias dejadas al costado de los vasos vacíos de cerveza en pubs de nombres desoladores. Y quizá ahí resida el problema existencial de ese narrador que busca desahogarse en un grito pavoroso, la tierna aspereza del ser que sólo es, sin estar en lado alguno.

En el reino del sol moribundo es una auto búsqueda y es también la fotografía del sacrificio de viajar con la ansiedad de un conductor perseguido, herido mortalmente, quien escapa y agoniza al timón antes de colapsar contra la pared para romper la frontera final del ser. Búsqueda de identidad en un mundo perdido; frontispicio escénico en contrapunto que el maquinador de este volumen encontró vagando por algún libro, no importa que sea propio o ajeno y que da la última estocada, cortando carne y hueso en los inventados lectores.


Jack Farfán Cedrón

Cajamarca, septiembre de 2009.


Javier Farfán Cedrón. En el reino del sol moribundo; 77 págs; pp. 7-8. Magreb. Lima-Perú.


FICHA TÉCNICA

EN EL REINO DEL SOL MORIBUNDO

FARFÁN CEDRÓN, JAVIER

Editorial:
MAGREB
Materia
Literatura peruana
ISBN:
978-612-45816-8-7
Páginas:
77
Fuente: https://www.elvirrey.com/libro/en-el-reino-del-sol-moribundo_70102207

 










Comentarios

Entradas más populares de este blog

La 'música de cámara' de "Catorce Piezas", reseña del libro de cuentos de Javier Farfán Cedrón

El triste oro del tiempo, by Jack Farfán Cedrón