MARÍA, MADRE SANTÍSIMA, by Jack Farfán Cedrón

 


Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Virgen_María_en_la_Iglesia_católica


Cuán sabios somos

al creer en tus oraciones

de rosas desgranando los dedos;

sabios somos al distanciarnos del mal,

que muchas veces

no es más que muchedumbres.

 

No habrá peligro más grande

que mis pensamientos dañinos

y tan vasta dicha que la tuya,

¡María, Madre Santísima!;

no habrá mal que sea una prueba

de que estás ahí para socorrernos,

si, enmendar el mal podemos

de un solo tajo,

como la guadaña corta la hierba.

 

¡Devuélveme a mi ruta espiritual!

 

¡Que renazca en la celestial

materia luminosa!,

¡que me sepa perdonar

mi propia conciencia,

ante toda tribulación y caos!,

¡que renazca mi niño interior,

que nunca me abandonará!

 

Eres el canto interior,

eres el nudo desatado,

aquí, en mi mente;

luz divina 

en la extensa madrugada,

luz necesaria 

bajo las llamas del poder,

insuflando la memoria de las nubes.

 

¡Creo en tu luminosa presencia,

en el sol suficiente que eres!


María, Madre Santísima, 

de mirar calmo,

de risa aquea,

de río tu presencia.

 

Amainas en la angustia,

riegas en el destierro,

en la morada, cada vez más sola,

en los pasos ya detenidos,

de alguna mujer aparecida,

de espaldas, Isabel,

en la esquina imposible del azar.

 

Los ojos angustiosos,

los sauces calmos.

 

En la lluvia venidera 

nos veremos partir,

a solas,

ensordecidos 

por la claridad de lo perfecto;

a solas, en la música sencilla

de tu silencio:


¡Oh, María Madre Santísima!


Jack Farfán Cedrón

Agosto 18, 2022

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